Cuando pensamos en un estudiante ideal, pensamos también en un educador ideal que:
- A nivel Personal: hará que su vida misma sea la mejor lección que enseñe, en relación consigo mismo, con la sociedad, con la ciencia y con Dios.
- A nivel Interpersonal: hará un continuo acompañamiento de sus estudiantes, en todo tiempo y lugar (asistencia salesiana), para prevenir sus dificultades, sus errores y alentar sus esfuerzos, de suerte que todos sus estudiantes queden satisfechos del trato recibido, se conviertan en sus amigos y se animen a progresar en el bien obrar.
- A nivel Profesional: demostrará su interés por mantenerse actualizado a nivel científico y pedagógico, de suerte que su enseñanza responda a las necesidades de los jóvenes y del país; se mostrará eficaz en las responsabilidades que se le confían y solidario en las iniciativas y las dificultades de sus colegas.
- A nivel Social: su actuar solidario en comunidad y la tónica de su enseñanza serán un modelo de la sensibilidad, responsabilidad y capacidad de compromiso que hacen a un “salesiano” honesto y eficaz en la transformación de la sociedad, en medio de las luchas y esperanzas que se tejen al interior y al exterior de la Institución. Su proyección hacia la
familia de sus estudiantes será uno de los medios privilegiados de la formación.